10 de enero de 2010

Como siempre que estoy confundida, vuelvo acá. Pero esta vez es tan diferente.. Esta vez no son los pensamientos de otros los que me hacen pensar, sino los míos propios. Tal vez no sea lo que pienso, que a mi forma de ver, siempre es bastante extraño, sino que esta vez SIENTO. Algo raro en mí. Y tengo una mezcla de sorpresa y miedo que me da escalofríos (literalmente). No quiero sentir. Me cansé de sentir, de querer, de ser tan inestable como el resto. Por qué cuándo estaba consiguiendo estar en paz, pensar en mí, y preocuparme por cambiar mi propia persona, empiezo a pensar en otros?. Quiero estar tranquila, no pensar en nada. En lo posible irme a la mierda, no volver, y que nunca más alguien me joda. Porque si no es mi familia, si no son mis amigos, si no soy yo.. Porque ni bien salgo de un problema me meto en otro. Porque no puedo tener el cerebro tranquilo. Porque me parece que con tanto tiempo libre, pienso más, y cuando ya pensé en todo lo que podía pensar, busco nuevas formas de distracción. Y es raro, sí, es raro. Porque lo hago sin darme cuenta, sin tener ganas. Pero el inconsciente me gana, y termino haciendo todo. Estoy harta. De mi cerebro, de mis pensamientos. Estoy harta de mí.
Porque aunque a veces me sienta feliz por ver las cosas de una forma diferente, de ser como soy, por momentos dejaría todo. Dejaría todo y empezaría todo devuelta. Dejarme llevar, sin preocuparme por nadie excepto por mí. O ni siquiera eso. Ser yo, pero sin preocupaciones. Ser y que a nadie le moleste, que a nadie le preocupe. Ser sin que a nadie le interese. Y hacerme mal o hacerme bien, sin críticas. Porque yo soy yo, y estoy en mi derecho de hacer, sentir o pensar lo que quiera.
Pero no puedo. Porque aunque yo sepa que estoy en mi derecho, también sé que está mal lo que hago. Pero no puedo evitar querer que siga, que cada vez empeore más. Y me hace peor. Mientras más lo pienso, peor me hace.

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